Y de eso se trata, de luchar.
A las patadas hay que entrar al Ministerio de Trabajo o hacerse entender. Esa es la ley. Ahora bien, cuando paro un taxi, para actuar de la misma manera, si no me abre la puerta, que es lo menos que debería hacer, aparte de tenerlo aseado y sin esa radio que rompe los oídos, le tengo que agarrar a las patadas la puerta.
Parecería que los trabajadores del taxi no entienden otro idioma. Es cierto, sería injusto calificar a todos por el grupito que fue a romperle la puerta al compañero Baraibar, pero sucede en varios gremios hoy en día, o sucede con la hinchada de Peñarol y Nacional.
“Son un grupito los revoltosos o violentos”. Así de sencilla es la explicación.
Yo estuve muchos años militando como gremialista y jamás encontré en mi gremio, ese tipo de situación. Podría aparecer algún desubicado, pero lo radiábamos sin ningún tipo de dificultad. Por eso hoy tenemos que decir el gremio de los taxistas, como ayer decíamos el gremio de los municipales y cualquiera acusa a la hinchada de Peñarol o Nacional, a tal punto que en lo deportivo estos equipos han llegado a perder puntos importantes, por ese”grupito de revoltosos o violentos”.
No es así, si existen, y todos sabemos que existen, estimado director del SE PUEDE, entonces que se los saquen de encima, de lo contrario, los ciudadanos no tenemos más remedio que identificar a todos por igual, aunque sabemos que cometemos una injusticia.
Desde Malvín, Raúl tel. 6134...
SE PUEDE : Estamos de acuerdo Raúl, seguramente escribiste en caliente.
Nosotros creemos que la gran mayoría de los trabajadores del taxi, como los municipales que nombraste o las hinchadas de los dos grandes tienen una abrumadora mayoría de gente bien. Hoy la sociedad, compleja por cierto, no cuenta muchas veces ( los gremios tampoco), con posibilidades de desterrar a estos malos gremialistas o provocadores.
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