Este fue nuestro editorial en la edición de papel...

NI LO UNO NI LO OTRO, SINO TODO LO CONTRARIO

Hasta hace poco tiempo políticos de todos los partidos repetían: todavía no son tiempos electorales... lo que importa es el programa, el candidato es lo de menos...

Creemos que los pilluelos nos estaban engañando, no con mala intención, sino porque seguramente están convencidos que la población no ve con buenos ojos que los políticos estén todo el tiempo en campaña electoral.

Nosotros no vemos nada malo en ello, siempre y cuando no dejen de hacer lo que deben, es decir, gobernar, legislar, proponer, administrar, controlar, etc., etc.

¿Acaso cuando el Gobierno alcanza metas que se había propuesto, con legítimo orgullo, no se lo presenta a la población como un logro? Esto no es sólo rendir cuentas, sino buscar la aprobación de la gente.

¿Acaso cuando la oposición critica al Gobierno y dice que eso lo haría mejor, no está buscando también la aprobación a su propuesta y el rechazo a la gestión de su adversario político?

Porque en democracia la búsqueda de la aprobación de la ciudadanía, es parte esencial de la política. Los Partidos están siempre en la búsqueda de la aprobación, está en su naturaleza.

Como si esto fuera poco a los uruguayos nos encanta votar. Ven en ello una forma efectiva de participación. Votando le dimos el golpe de gracia a la dictadura, votando defendimos lo esencial de nuestro patrimonio.

Votamos en las cooperativas de vivienda, votamos en el club del barrio, votamos en nuestro sindicatos, votamos ediles, concejales, presupuestos participativos en la descentralización, votamos en la Universidad, en la cooperativa de consumo, en las asociaciones profesionales, en los comités de base, en los congresos, en las internas de los partidos, en el Banco de Previsión Social, votamos en las Cámaras Empresariales... en fin, votamos a cada rato.

Lo que queremos transmitir es que cuando se hace política, buena regular o mala, también se está haciendo campaña electoral .Y se van perfilando partidos, sectores, tendencias, grupos e individuos que cuentan con determinado caudal de aprobación ciudadana que, como todos sabemos, no es fácilmente cuantificable, a pesar de las múltiples formas de medir que nos demos los uruguayos.

Lo que importa es el programa...y el candidato también

La coalición de derecha, es decir Partido Nacional, Partido Colorado, Partido Independiente, Unión Cívica, algún nuevo lema que pueda aparecer y votos en blanco tiene ya elaborado el programa.

Una aclaración pertinente: este agrupamiento de derecha es objetivo a causa de la legislación electoral vigente, de ninguna manera juzgamos intenciones.

Fíjense qué dramático. Esta sacrosanta Constitución (reformada tantas veces por la derecha como fuese necesario) hace coincidir a Sanguineti y Lacalle, Trobo y García Pintos, Alfie y De Posadas, Larrañaga, Argimón, Rondán, Mieres y Lamorte con viejos militantes de izquierda, luchadores por las causas populares, en la misma bolsa.

Decíamos que el programa de la derecha ya está elaborado, es la vuelta al pasado, la poda del gasto social, el reparto del botín volviendo al clientelismo, el retroceso del Uruguay productivo.

A ese programa van todos los votos que no son del FA.

El programa del FA está en plena elaboración, será seguramente formidable, transformador, sobre los cimientos firmes de los cambios ya realizados, con audacia y entusiasmo el pueblo uruguayo construirá su futuro.

Pero para eso hay que ganar en primera vuelta y tener mayoría parlamentaria.

Para eso no sólo importan los candidatos sino cómo arribamos a la fórmula.

Apoyamos oficialmente la fórmula Mujica Astori o Astori Mujica o Astori Carámbula o Mujica Martínez u otra cualesquiera con la cual se acuerde y vote en el Congreso con la mayoría necesaria, porque pensamos que esa, precisamente, es la fórmula ganadora, la del acuerdo.

Pues de no lograrse, estaríamos dejando de lado, un elemento que nos ha identificado en lo interno y en lo externo, que es la unidad, palabra que poco se oye.

Si todos los militantes salimos convencidos y consustanciados con una fórmula de acuerdo en ese congreso; la victoria en primera vuelta, es segura, requisito sustancial para proseguir con los cambios.

Desde Se Puede apoyaremos de no haber acuerdo, otras alternativas que nos aseguren el objetivo marcado

No descartamos para nada la reelección, porque este pueblo no se merece un nuevo gobierno de la derecha.

El mejor programa, sin duda, será aquel que podamos aplicar porque ganamos las elecciones. De nada valdrá el más acabado y profundo programa que pierda, no quedará otro remedio que hacer de

él un rollito.

No pretendemos hacer terrorismo desde estas páginas, pero estamos seguros que para los más humildes el triunfo de la derecha será de terror.

Si no hacemos todo lo posible por evitarlo ellos difícilmente nos lo perdonarán.

Camino al Congreso con preocupación, pero confiados al mismo tiempo

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