Editorial del Se Puede de agosto/ 2009

Cuando las lucecitas amarillas del tablado se apagan...(28 de junio, hora 24.)

Grititos y susurros

Se escandalizó el “Guapo” Larrañaga con una frase de la pág. 123 del programa del Frente Amplio. “El Estado es el producto y la manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase.”...

Si hubiera seguido leyendo, al menos el párrafo entero, le hubiera venido el sofoque, porque lo que sigue es mucho “peor” ya que habla de un “Estado de nuevo tipo... al servicio de otro modo de producción.”

¡Qué horror.!

Pero, si luego de tomar resuello, continuase con la lectura, sin duda le volvería el alma al

cuerpo, pues queda claro que allí se habla de la Transformación Democrática del Estado (menos mal) para que este sea conductor, regulador y emprendedor con distribución más equitativa de la riqueza. En síntesis, el Estado como orientador del desarrollo nacional.

Tranquilo Guapo, por ahora nada de “todo el poder a los soviets”

En lo personal preferimos la definición clásica de Estado que hace Federico Engels en el “Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado” “...faltaba una institución que no sólo perpetuase la naciente división de la sociedad en clases, sino también el derecho de la clase poseedora de explotar a la no poseedora y el dominio de la primera sobre la segunda...y se inventó el Estado”

A lo largo de la historia este adoptó diversas formas de acuerdo a los modos de producción, esclavismo, modo asiático, feudalismo, capitalismo, socialismo. Y a su vez una enorme variedad de expresiones que dependen de las características culturales, históricas, geográficas, de las tradiciones y de la impronta de personalidades notables.

Pero mantiene su esencia, un aparato burocrático militar al servicio de los sectores dominantes. Es por eso que el Cuqui, Sanguineti y toda la banda, no quieren que les toqueteen el instrumento. No quieren que se subvierta su función.

Ayes de dolor se escucharon desde el Norte de nuestro País... y no era para menos, los grandes dueños de la tierra, con la voz de Otasilio, se quejaron del gasto social del Estado: computadoras para los niños pobres y otras locuras.

Pero les vamos a decir una cosa... a ellos les duele más que nada la ley de 8 horas para los trabajadores rurales. Y no es sólo porque ahora tengan que pagar más, es una cuestión ideológica. Es que se comenzó a borrar un resabio feudal con el cual tan cómodos se sentían. El peón rural, más que un asalariado, era un siervo de la gleba. Los Otasilios no quieren que esto cambie.

La Alianza Rosada y otros están dispuestos a hacer dar marcha atrás a la rueda de la historia, se juegan a la restauración.

Motosierra con las políticas sociales; en el país productivo, si no sos amigo arreglate como puedas; los trabajadores que se dejen de reclamar y que vayan a trabajar, que es esa la ley primera; los jubilados quietitos; los pobres que viven en asentamientos que se bañen.

Y a los golpistas y torturadores ¡ábranles las puertas!. No les quepa la menor duda, con ley o sin ley. Porque quieren restaurar el Estado ese, del que hablábamos al principio, el que perpetúa el dominio de los pocos sobre los más, el que necesita de la coherción, el que asegura la impunidad a los golpistas y represores para poder volver a recurrir al aparato si sus intereses están en peligro.

Fué la oligarquía y su expresión política la que prohijó el golpe de estado y se benefició con éste. Es ésta la que hoy reacciona de forma virulenta e “irreconciliable” frente a los cambios democráticos y los avances imprescindibles en justicia social.

Hemos de confesar, con enorme satisfacción, que la calidad, entendimiento y eficacia de la fórmula Mujica Astori, superó largamente nuestras expectativas. Con ellos y la militancia frenteamplista daremos una gran batalla, confiados en el triunfo.

Porque de un lado están los trabajadores, los jubilados, los humildes que aspiran con derecho, a una vida mejor, pero también están la inmensa mayoría de los productores rurales, los industriales, los profesionales... y del otro unos pocos poderosos terratenientes, industriales, comerciantes, con una estrecha comparsa de burócratas bien pagos, prendidos como lapas a la estructura del estado, algunos ¿profesionales? universitarios devenidos en empresarios (traidores al espíritu de la Universidad que los formó)

En definitiva, como dicen nuestros documentos fundacionales, como lo dijera Liber Seregni en el acto augural, la contradicción sigue siendo OLIGARQUIA O PUEBLO. ¡VENCEREMOS!