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Diferenciar la gimnasia de la magnesia
De acuerdo a algunos trascendidos parecería en que en algunos círculos se está confundiendo la gimnasia con la magnesia.

En concreto nos referimos a los rumores sobre la idea de juntar en un gran abrazo y en una misma ley reparatoria a quienes generaron el terrorismo de Estado con quienes lo sufrieron.

Desatinada idea. No solamente porque ningún sector de la sociedad lo está reclamando. Destinada también porque equipara a victimarios con víctimas, el mensaje que se querría transmitir es "bueno muchachos, olvidemos lo pasado, fueron errores juveniles, de otra época, dense la mano y a caminar juntos de ahora en más porque lo que importa es la patria".



Insistimos, no solamente nadie está pidiendo o reivindicando esa situación, sino que para que a alguien se le ocurriera sugerir una situación de tal tenor, primero hay que recorrer algunos metros que estamos lejos de haber caminado.
La Asamblea General de la Naciones Unidas ha definido claramente en qué consiste el terrorismo de Estado y cuáles son los pasos para reparar lo que se pueda, y sobretodo, asegurarse que no se repita.
Comencemos a separar la gimnasia de la magnesia
Terrorismo de Estado, por definición , lo puede realizar exclusivamente aquel grupo humano que integró el Estado. Ergo, en Uruguay los únicos que llevaron adelante políticas de terrorismo de Estado fueron los integrantes del Partido Colorado que formaban parte del gobierno de Bordaberry, los cientos o miles de civiles que lo apoyaron, incentivaron y participaron en él, y las fuerzas represivas.
Estos últimos no solamente no han sido enjuiciados por sus delitos sino que han sido perdonados a priori con el aval de algún ex presidente constitucional.
Pero, nadie se llame a engaño, hubo miles de civiles ( que no están comprendidos en ninguna Ley de Caducidad) que participaron activamente en ese proceso ( incluso periodistas y empresarios) y a quienes no se les ha exigido ningún tipo de responsabilidad por lo que hicieron ( pensemos solamente en el cuerpo diplomático de aquella época que defendía en lo foros internacionales a capa y espada a la dictadura, o en quienes dirigían los ministerios, la OPP, las empresas públicas, la enseñanza, sin olvidarnos de algunos diarios y medios de comunicación).
Hoy circulan como si nada hubieran hecho, como ciudadanos ilustres por las calles de este país. De este conglomerado de fascistas no se habla aunque son fácilmente identificables ( el lector curioso puede acceder a los diarios de la época y enterarse de quiénes estamos hablando).

Dejamos de lado a quienes integraron los cuerpos represivos porque estos valientes defensores de la democracia se ampararon en la Ley de Caducidad.

Las víctimas del terrorismo de Estado no han sido debidamente reparadas en Uruguay, al menos, de acuerdo a los cánones establecidos por la ONU.
Es más, lo que se ha denominado Ley de Reparación, algo que es positivo y bueno, tiene una serie de carencias importantes en su formulación que dejan fuera de la reparación ( así se denomina a una pensión que otorga el Estado) a muchísimas personas.
No se trata de reparar solo a los ex presos políticos y ex refugiados políticos y que esa reparación se reduzca a una pensión, porque quedan fuera muchos màs: las familias de los desaparecidos, los destituídos, ex presos políticos con ingresos mensuales superiores a los establecidos por el gobierno, ex presos políticos que sufrieron tortura y carcel antes de los plazos estipulados por esta Ley, quienes fueron victimas del Escuadrón de la Muerte, los numerosos estudiantes muertos en manifestaciones, etc, etc, y como ello, otros puntos que habrá que revisar como el obligar a quien reciba la pensiòn a renunciar al aporte realizado como trabajador para la jubilación( parecería que molesta que se acumulen dos ingresos, como que hay que resignarse alegremente a recibir una pensiòn estatal), cuando en realidad se trata de otra cosa, es una reparación.
Esto es un capítulo realmente muy interesante porque probablemente tenga muy poco sustento legal , y podríamos seguir anotando falencias a lo que ya existe.
Volvemos a recalcar se trata de una reparación integral, que tiene que ver con las víctimas del terrorismo de Estado.
Otra cosa muydiferente son los familiares de militares o policías que murieron en la lucha contra la guerrilla. Jurídicamente es otra cosa y políticamente, bueno, no es necesario ni mencionarlo. Juntar el aceite con el agua nunca ha sido posible.
Busquemos tratar al agua como agua y al aceite como lo que es.
No es necesario buscar la quimera de juntarlos.
Démosle a cada uno por separado la solución que entendamos se merecen.
Gonzalo Riet

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