NUESTRO EDITORIAL

LOS MÁS HUMILDES SEAN LOS MÁS PRIVILEGIADOS…PORFIADAMENTE

En ocasiones, los hechos políticos trascendentes se desencadenan y se desarrollan con asombrosa celeridad.
A veces pasan para la mayoría de las personas, inadvertidos, y en gran medida se debe al manejo de los medios de comunicación masivos.
Estos, que son parte del poder, enfrentan y combaten al Gobierno, a la fuerza política que lo sustenta (por ahora con escasa convicción) y a todo aquel que ose aunque sea tímidamente defender a este gobierno de izquierda.
Lo hacen utilizando todo el abanico de posibilidades, de lo sutil a lo burdo.
Desde hacer circular una mentira infame hasta brindar una noticia objetivamente y hacer un levísimo gesto de disgusto o censura, por parte del informativista.

Últimamente han abandonado las sutilezas, si hay algún hecho o dicho que entienden que puede ser negativo para el gobierno lo mantienen muchos días en cartel, le dedican gran espacio, inventan nuevas alternativas aunque no las tengan, en los adelantos crean espectativas de novedades que después no son tales, sino lo mismo de ayer y de la semana pasada.

Por el contrario, si la noticia perjudica a la derecha o si es una buena nueva para el gobierno, entonces aparece el informe escueto, imágenes de personas haciendo declaraciones, pero sin voz, mientras alguien te cuenta lo que presuntamente dijo, en ocasiones no es posible entender en qué consiste la noticia y no es precisamente porque los locutores tengan dificultades para expresar cabalmente lo que está escrito.

Pero hay un método que me parece particularmente repudiable que es el creciente espacio dedicado a la crónica roja, el enfermizo seguimiento de los crímenes más aberrantes, la forma impúdica en que muestran el sufrimiento y las miserias humanas.
Es una brutal exposición pública de las víctimas, es una agresión al público por la forma de tratar el tema.
El mensaje es simple, en el Uruguay de hoy no hay lugar para la alegría, el entusiasmo, el optimismo.
Ante una noticia esperanzadora, la violación de una niña. Ante un informe sobre la disminución de la pobreza y la indigencia y el aumento de ingresos de los hogares, una larga lista de los asaltos realizados en el día con la infaltable entrevista a una de las víctimas que dice que en este país ya no se puede vivir.

Como si esto fuera poco, información permanente y detallada de grupos de personas indignadas que toman la justicia en mano propia desde ambas orillas del Plata, con el riesgo que implica estimular un a escalada de violencia que nadie quiere, ¿no?.

Nuestra intención es señalar varios hechos del último mes y medio de gran relevancia política y tratadas por los medios con mucha “flexibilidad”, a unos mucho y a otros nada y eso no es casualidad.
La presencia de Sanguineti y Lacalle en el acto del Círculo Militar fotografiados junto a Iván Paulós. La decisión de asistir seguramente no les aportó ni un sólo voto pero el mensaje quedó claro para los allí presentes y los que están tras las rejas, “muchachos, estamos con ustedes...” Malo para la lucha por verdad y justicia, malo para la democracia. Los medios casi no mencionaron el tema.

En vísperas del 1º de Mayo mucha cámara para los convocantes al acto divisionista.
Fracasaron rotundamente, no fue nadie y dijeron tanto disparate que los medios pusieron un piadoso manto de silencio.
En el acto central quedó claro que el movimiento sindical es uno sólo, que los trabajadores tienen cosas para decir y proponer, cosas que reclamar, que no dependen de ningún partido político, pero que son de izquierda y que apoyan las líneas fundamentales de este gobierno.
Todos los que apostaron a una crisis dentro de la central obrera se pelaron la frente. Violín en bolsa, mejor dicho, micrófonos y camaritas en bolsa.

Pero la que se lleva todos los Oscar fue la “Operación IRPF” Fríamente calculada y preparada durante mucho tiempo. Estudiados meticulosamente sus protagonistas. Fijadas la fecha, día y hora.
Presentados los reclamos de inconstitucionalidad sale Sanguineti al ruedo a apurar los fallos...
“Dale, dale que ganamos tres a dos...”
Y por fin empiezan a salir las resoluciones (rápidas, mirá que bien) declarando inconstitucional a ese maldito IRPF, infamemente progresional, escandalosamente justo, que le cobra más al que gana más y a los pobres no les cobra nada. Si esto no es dictadura, la dictadura dónde está?
Pero por suerte la Suprema Corte se metió donde no debía (viva, viva) y ahora este gobierno progresional no sabe lo qué hacer y lo apuramos, y lo ponemos en un brete y viva la inconstitucionalidad.
Entonces alguien rápido para los mandados inventó de hacer una Kermese en la explanada de la casa de Piria y allá fuimos todos a luchar por la justicia. Y como los tenemos contra las cuerdas el nuevo integrante de la Suprema va a ser el que nosotros queramos y...¡paf! alguien pinchó el globo, terminó el sueño.
El Poder Judicial restablece el equilibrio institucional, el Poder Ejecutivo decide derogar el IRPF para los jubilados y propone un impuesto distinto, tomando en cuenta la opinión de la circunstancial mayoría de la Corte cuando esta entendió que era inconstitucional.
El Parlamento discutirá y seguramente aprobará este impuesto que sustituirá al anterior, con importantes beneficios para la mayoría de los jubilados.
El Presidente lo anunció y los ministros Astori y Bonomi se lo explicaron al Parlamento y a la ciudadanía. Todo en orden.

Durante este difícil trance el Frente Amplio se mantuvo unido, sin voces discrepantes, apoyando a su Gobierno, como debe ser. Seguramente por eso se sorteó con éxito esta difícil circunstancia.
Este editorial suena trajicómico, como la vida misma.

Después de todo lo acontecido y vueltas las aguas a su cauce, la presencia de la oposición en las puertas de la Suprema Corte de Justicia se parece cada vez más a la actuación de una murga en el Ramón Collazo.
Pero de haber logrado su objetivo hubiera sido muy malo para la democracia.
Fue un sainete pero podría haber sido una tragedia.

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