EL URUGUAY CULTURAL...


¿Autonomía y Cogobierno?

Entró vestido con un impecable “overol” azul, estuvo atento durante toda la reunión y casi al finalizar se presentó como obrero, jubilado y abuelo. Nos dijo que le parecía muy importante lo que allí se planteaba y discutía pero que nadie había hablado del amor, porque los niños y los jóvenes de este país entre otras muchas cosas necesitaban amor.

Fue en el marco del debate educativo promovido por el gobierno y en el cual participaron miles de personas que plantearon sus preocupaciones, sus aspiraciones, sus miedos y sus esperanzas. Fue una experiencia inédita pues nunca antes habían sido convocados padres, alumnos, profesores y maestros, trabajadores y empresarios, religiosos y laicos y también abuelos para que opinaran sobre tan trascendente tema.

Y se habló y discutió sobre disciplina, dificultades en el aprendizaje, transmisión de valores, drogas y alcohol, responsabilidades de los adultos, recursos materiales y humanos, equipos multidisciplinarios, educación en el trabajo, articulación entre los subsistemas educativos, salarios, horarios, etc.

Personalmente participé en varias de ellas y en una ocasión sugerí que si lo que estábamos haciendo era elaborar insumos para la futura ley de educación, podría resultar conveniente opinar también sobre cómo nos parecía que debía ser gobernada la enseñanza, por ejemplo. Para decirlo pronto y mal: no me dieron bola. Siguieron con lo suyo. No insistí más.

Cuando se dio inicio a este debate las autoridades de la enseñanza se hicieron presente en todas las asambleas de apertura y tanto en las exposiciones como la documentación distribuida quedaron claramente establecidos los alcances y objetivos de dicho debate y de su instancia final, el congreso.

No existe la más remota posibilidad de confusión o equívoco. Allí se establecía que era un mecanismo de consulta y que no tenía carácter resolutivo. Todos los participantes conocíamos las reglas de juego. Quien sostenga otra cosa o no estuvo allí o tiene problemas de comprensión lectora y para peor no atendió en clase.

Se abren entonces varias interrogantes. ¿Por qué se reclama respeto a las resoluciones de un congreso que no era resolutivo? ¿En qué instancia del proceso del debate apareció el planteo de Autonomía y Co-gobierno? ¿Qué alcances, qué características tiene esa Autonomía y ese Co-gobierno que tan bien suena en los oídos de los uruguayos?

Desde nuestro punto de vista el actual proyecto de ley de educación, a consideración del parlamento, es, en su esencia, el adecuado. El pueblo uruguayo en su mayoría, optó por un proyecto para un Uruguay productivo, con justicia social, profundamente democrático e inteligente y la educación tiene que ser instrumento para promover y desarrollar ese proyecto. Esta ley está en sintonía con ese proyecto. Seguramente habrá muchas cosas que corregir y mejorar. Para eso está la instancia parlamentaria.

Lo que está claro es que el gobierno no puede renunciar a la conducción de la educación, pues es el único que puede sintonizar ésta con su proyecto de país. Entonces mucha autonomía técnica y mucha participación de los distintos actores del quehacer educativo pero las grandes decisiones las toman quienes representan al conjunto y no los que representan una parte, por más importante que esta sea.

Imaginemos por un instante una enseñanza totalmente autónoma y co-gobernada, donde el gobierno nacional no corta ni pincha. Docentes, alumnos y padres amplia y eficazmente organizados, en consulta permanente y democrática deciden, por ejemplo, que los recursos asignados sean destinados a la mejora salarial de los docentes, al correcto acondicionamiento de los locales y construcción de nuevas aulas, a la elevación de la calidad de la formación docente y al mejoramiento de las condiciones de vida y por ende del aprendizaje de los alumnos como forma de mitigar las desigualdades existentes en la sociedad.

Y como los recursos no son suficientes no deberá ser tenida en cuenta la propuesta realizada por algunos docentes, padres y alumnos de proveer a cada niño de una computadora.

Esta resolución imaginada, en su primera parte refleja el profundo compromiso que tienen los docentes y la sociedad en general con la educación, el anhelo de justicia social, la sensibilidad y la rebeldía frente a la situación de los más desposeídos.

Pero en la segunda parte de esta imaginaria resolución los autónomos y co-gobernados se rifan la revolución. Porque el Plan Ceibal es eso, revolución. Es el cambio más drástico y radical. No es un instrumento más para facilitar el aprendizaje, es una puerta abierta al conocimiento, la ciencia y la tecnología, a la información, a las más variadas expresiones culturales del mundo. Es la posibilidad cierta del futuro Uruguay productivo desarrollando conocimiento y nuevas tecnologías. Y es para todos los niños del país, y para sus familias. Es tarea colectiva, con los educadores, los niños entre si, con sus padres y abuelos.

Con el Plan mejora (además del aprendizaje ), la disciplina, el relacionamiento entre los compañeros, la relación familiar... y esto recién empieza.

Los que realmente comprenden los alcances del Plan Ceibal se anotan como colaboradores voluntarios porque quieren ser partícipes de este cambio histórico. Saludamos fervorosamente la propuesta de nuestra Universidad de la República para que sus estudiantes participen en el plan.

Pero volviendo al tema de la autonomía reclamada para la enseñanza primaria y media, modestamente pensamos que está mal planteada.

La educación, como parte importante de la cultura de una sociedad es un instrumento para la reproducción de la estructura económico social existente. Por dos razones. Porque las clases dominantes desarrollan políticas para que así sea y porque la concepción de los actores de la educación es la de la ideología dominante. En nuestro país, con el gobierno del Frente Amplio, se abre la posibilidad de avanzar en el sentido del progreso, procesando cambios más o menos profundos en relación con la clase y sectores sociales que esta fuerza política representa, sus correlaciones y su grado de conciencia. Y este gobierno tiene no sólo el derecho, sino sobre todo la obligación de gobernar... particularmente en la enseñanza. Su conducción no puede quedar sujeta a los avatares de infantilismos de izquierda u operaciones de la derecha, que nunca duerme. Es una cuestión de clases.

El debate sobre estos temas de la educación deberán ser intensos y profundos... pero no olvidemos los que les contaba al principio, cuando el abuelo decía que los jóvenes y los niños también necesitan mucho amor.

No hay comentarios: