DECÁLOGO DEL BUEN POLÍTICO

Escrito por Ramón Vargas-Machuca Ortega

La democracia no puede cumplir todas sus promesas.
Cabe pedir a los ciudadanos que moderen sus demandas y a los líderes que reconozcan sus limitaciones. Lo importante es que el control esté garantizado.

Las sensaciones sobre los políticos suelen ser ambivalentes.
Se les considera a la vez imprescindibles e inevitables, una necesidad y un obstáculo.
Y aunque para muchos sea una evidencia su descrédito, la animosidad hacia ellos conforma una mezcla indiscriminada de prejuicios y buenas razones.
Empezaremos por descartar un argumentario averiado y señalaremos, después, ciertas circunstancias de la política cuya ignorancia convierten las recomendaciones sobre buenas prácticas en otro brindis al sol.
Hay quien limita su ojeriza a los políticos locales y mira con papanatismo a los de fuera.
Se les pide pensar en el futuro y también satisfacer con urgencia las demandas del momento.

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